lunes, 25 de junio de 2012

El libro que abre las puertas de la locura

Excalibur (Excalibur) es, según la leyenda, un libro que vuelve loco a quien lo lea. Su autor, L. Ron Hubbard, creador de la cienciología, declaró en 1948 que el libro le fue inspirado durante los ocho minutos en los que estuvo clínicamente muerto durante una operación.

Hechos: Excalibur es un libro real que no ha sido publicado, pero que circula entre algunos iniciados en la cienciología. Su contenido está relacionado con una especie de saber absoluto, la clave de la existencia humana. Hubbard hizo circular Excalibur entre sus amigos íntimos. Todos calleron en una especie de frenesí extático al desandar sus páginas, y algunos, de hecho, fueron internados secretamente en diferentes manicomios. Esta es la razón por la cual es el único libro del creador de la cienciología en no haber sido publicado.


Para comprender el significado terrible de Excalibur debemos primero ahondar un poco en la vida de su autor.

Lafayette Ron Hubbard fue, sobre todo, un buen autor de relatos fantásticos y un marino eficiente. Durante la segunda guerra mundial fue herido por los japoneses. En una intervención quirúrgica a causa de esta herida, Hubbard murió sobre la mesa de operaciones, pero de algún modo conservó la conciencia y adquirió ciertos conocimientos normalmente velados al hombre que prefiere morir sin amagues.

Tiempo después, meditando sobre psicología y otras hierbas, L. Ron Hubbard concibió la dianética, una suerte de psicología de plástico ideal para la mentalidad estadounidense. ¿Qué es la dianética? Una especie de psicoanálisis personal en la que el sujeto puede desarrollar sus talentos sin ninguna clase de instrucción o estímulo académico. La dianética concibe al inconsciente en las antípodas de Freud, quien sugiere un inconsciente lúcido y astuto, un reflejo del diablo, mientras que para L. Ron Hubbard se trata de una entidad idiota, ciega, que sigue todos los postulados que le impone el medio. El hombre que logra librarse de estos condicionamientos, ataca Hubbard, alcanzará la verdadera claridad.

Este nuevo sujeto Claro es una variante pochoclera del superhombre, pero de un superhombre que no deja de ligarse con sus hermanos menores, o sea, nosotros. L. Ron Hubbard creó un método para despertar la claridad, y la aplicó en su mujer; quien apenas la alcanzó solicitó el divorcio en los términos más vivos. Pletórico, L. Ron Hubbard comenzó a tratar a un amigo, quien al alcanzar la claridad asesinó a su esposa y luego se suicidó con total eficiencia.

Tras arduas horas de reflexión, L. Ron Hubbard consideró que la dianética, efectiva a corto plazo, sólo suavizaba las cicatrices psíquicas que portamos desde el útero, y que en nada colabora con las heridas ancestrales, es decir, las que cargamos de vidas anteriores. Entonces, salvando baches y errores bienintencionados, L. Ron Hubbard creó la cienciología.

Tras varias obras de divulgación, concibió su libro más temido para la nueva e inquietante religión: Excalibur.


Curiosamente, y a contramano del resto de las religiones, la cienciologóa ha ocultado Excalibur incluso a sus fieles. Los peligros de su divulgación, dicen, son demasiado ominosos para arriesgarse. De todos modos, resulta extraño que un movimiento tan afín a la propaganda oculte su biblia como un secreto incómodo, e incluso potencialmente peligroso.

La teoría de L. Ron Hubbard, y de la cienciología en general, es tan falsa como peligrosa. Es relativamente sencillo captar adeptos para una doctrina, incluso adeptos de alto nivel intelectual, siempre que el núcleo de la organización sea cohesivo, que incite a una rebelión moderada, nunca absoluta, de los parámetros establecidos. Y qué decir de alguien capaz de decirte que eres especial, que no eres como los demás, y que puedes, mediante una serie de sencillos procedimientos mentales, elevarte sobre el resto y transformarte en lo que siempre debías ser: un semidios. Por otro lado, no hay que descartar los rumores sobre Excalibur, y menos si no lo hemos leído. ¿La cienciología es peligrosa? Si, pero no más de lo que puede serlo el cristianismo o cualquier otro movimiento religioso.

Parafraseando a G.K. Chesterton, no asombra que un libro sea capaz de enloquecer, lo que asombraría es un libro que ilumine, que haga ángeles de los idiotas.


Loco no es aquel que ha perdido la razón,
loco es quien lo ha perdido todo, salvo la razón.
(G.K. Chesterton)




No hay comentarios:

Publicar un comentario